miércoles, 30 de septiembre de 2015

Romance de la doncella y el trovador.



Romance de la doncella y el trovador.

En la villa de Aracena
la fiesta va a comenzar;
se celebra el nombramiento
como villa principal.
En su esquina el trovador
una lira hace sonar
mientras del castillo baja
un cortejo sin igual.
Vengan todos a escucharme
vengan y se alegrarán.
Son historias de otras gentes,
de algún lejano lugar.
La doncella, que pasaba,
pronto se paró a escuchar
y prendida del muchacho
sin saberlo fue a quedar.
Al juglar, que la miraba,
lo mismo le fue a pasar
y siguiendo a su doncella
su lira dejó callar.
Bella joven de ojos verdes
en tu rostro he de posar
el amor que ahora siento,
un amor que es de verdad.
Si es sincero el sentimiento
me lo has de demostrar,
busca el árbol de los sueños
y mi amor encontrarás.
Vuela ya, caballo mío
y no dejes de volar,
que mi vida está un árbol
que ambos hemos de encontrar.
El juglar buscó tal cosa
mas no lo pudo hallar
comprendiendo que no estaba
sino en ella al mirar.
Pero el jefe de la guardia
que a ella quiso desposar
no iba a darles la alegría
de juntos poder estar.
La doncella esperaba
en la torre a su juglar
y él la lira que guardaba
pronto empezó a tocar.
A la caída de la tarde
a ella quiso abrazar,
pero el jefe de la guardia
a ambos mandó matar.
Una flecha atravesaba
sus dos cuerpos a la par,
la doncella entre sus brazos
y el juglar en su mirar.
La vida no supo darles
tiempo para disfrutar
una estancia entre ambos,
una estancia en libertad.
Mas la flecha envenenada
que muerte les fue a dar
hizo unirse para siempre
la doncella y su juglar.

domingo, 20 de septiembre de 2015

A Riotinto, mi pueblo.



Riotinto.
Tierra roja de cobre y sangre,
de vida derramada, de llanto y de sudor.
Aire negro para almas blancas.
Rincón secreto de piedra dorada.
Bocados en la tierra, laderas de vida despojada.
Sirenas que anuncian heridas,
heridas de muerte empapadas.
Gente que sufre y que trabaja,
gente que lucha, gente maltratada,
gente que sueña del alba a la madrugada.
Tierra querida y engañada.




Mi infancia.
Mi infancia está marcada
por el sonido del barreno,
por el paisaje infinito
de aquel pueblo minero.
Mi infancia está esperando
que retorne a aquel terreno
tan presente en mi memoria,
del que nunca seré ajeno.




Mi historia es un camino.
Mi historia es un camino
entre la mina y la mar.
En la mar buscando el cobre
y en la mina el navegar.

A ti, Elisa, esposa, amiga, cómplice y compañera.



A mi mujer.
Mujer que mi pecho habitas,
Mujer que mi pecho dueles,
Mujer que mi pecho ensombras,
Mujer que mi pecho siente.
Mujer que en tu seno estuve,
Mujer que nací contigo.
Mujer que te di la vida,
Mujer de mi juventud alada.
Mujer de mis sueños blancos.
Mujer de un querer eterno.
Madre, hermana, hija, amiga.
Y mujer, mi cómplice mujer.
Mi compañera, mi más profundo yo.




Garantía de lo eterno.
Tú que eres poema en mi despertar,
tú que eres verso y rincón de paz;
tú que eres llanto y poesía y lamento
y sonrisa y mirada y camino y llegada.
Tú, garantía de lo eterno,
principio y final sin comienzo ni término.
Tú que dudas y que temes.
¿Cómo has de dudar?
Apóyame en tus labios y no dudes más.
Duérmeme en tu regazo hasta el final.
Víveme.
Y víveme en ti y en mí y en los dos
si es que dos se nos puede llamar.




Preso de tu amor.
Si soy preso de tu amor
encadéname a tu mirada,
que tu palabra sea mi grillete,
que tu sonrisa, mi condena,
que tu compaña, mi libertad,
que tu mañana, mi mañana.
Sí, soy preso de tu amor,
devuélveme mi cárcel,
mis barrotes y mi calma.




¿A qué huele el silencio?
¿A qué huele el silencio?
Preguntaste aquella vez.
El silencio huele a tu ausencia
y a tu lado me quedé.




Tu risa.
Tus ojos son el sendero
que marcan mi camino;
tus ojos, los espejos
que reflejan mi destino.
Tus labios son paradigma
de lo nuevo o cotidiano;
tus labios, el argumento
de mi amanecer temprano.
Tus manos son la armonía
que aplaca mi locura;
tus manos, el ejemplo
que resume tu hermosura.
Tu piel es el terreno
que con mis besos engalano;
tu piel, bandera y patria
de la que soy soberano.
Tus pies desnudos, fuente
de caricias a escondidas;
tus pies que hacen frente
a mi pasión encendida.
Tu pecho es la almohada
donde duerme mi añoranza;
tu pecho es la alborada
que despierta mi esperanza.
Tu nombre es el destino
de mi verso más sincero;
tu nombre que, más que tuyo,
es mi nombre verdadero.
… Y aún no hablé de tu risa…