jueves, 19 de marzo de 2020

A Elisa



A ELISA

Nunca te a tanto
como cuando no te conocía,
cuando no eras más que un suspiro
en una tarde lluviosa.
Nunca te a tanto
como cuando, conociéndote, no te tenía,
cuando eras del aire, de la gente, pero no mía.
Nunca te a tanto
como cuando me descubriste,
me miraste y me sonreíste.
Nunca te a tanto
como cuando te besé por primera vez
y nuestros labios fueron la boca
de un solo volcán.
Nunca te a tanto
como cuando nos hicimos uno
y se nos olvidaron nuestros nombres
y nuestros cuerpos.
Nunca te a tanto
como cuando me diste los hijos
y en ellos perpetuamos lluvia, aire,
sonrisa y volcán.
Nunca te a tanto
como ahora que nieva en tu pelo
y compartes conmigo
la escarcha del tiempo.
Nunca te a tanto
como en este poema que ahora escribo
y desde antes de conocerte vivo.
Nunca te a tanto
como mañana cuando te hayas ido
o sea yo quien se hubiere marchado
sin que lo queramos.
Nunca te a tanto
y, mientras tanto,
¡tanto te amé!

No hay comentarios:

Publicar un comentario