DIME TÚ, YACO
Dime, Yaco,
tú y yo… ¿qué somos?
Tú, tan perro; yo,
tan humano.
No podemos ser
familia,
que no hay parentela
entre ambos,
¡y yo sintiéndote
tan hermano!
Quizás ni siquiera
amigos,
tanto que te llamo,
¡y yo sintiéndote
tan cercano!
¿Amo? ¿dueño?
No, yo no soy tu
dueño
y tampoco soy tu
amo,
que sólo te utilizo
la palabra amo
como valor, como
verbo.
¿Qué seremos
entonces tú y yo
que no podemos ser
lo mismo,
ni ser amigos ni ser
hermanos?
Sin embargo ¡eres
tan mío y soy yo tan tuyo!
Tú que me destilas
amor
y lo recibes cual
espejo claro,
tú que me hablas con
miradas
y me entiendes con
silencios,
con breves sonidos
cómplices,
con caricias y
sueños livianos.
Siempre recibes mi
llegada
cual brocal
enamorado
y, de paseo por la
plaza,
te vuelves fiel
pretil
cual protector
abogado,
que no sé muy bien
quién lleva a quién,
quién cuida a quién.
Dime, Yaco,
tú y yo… ¿qué somos?
que nada somos
y tanto nos rozamos.
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