LO QUE AÚN ME QUEDA POR HACER
¡Cuánto me queda por hacer
antes de volver a la tierra que
me dio el sino!
He de velar por más tiempo
el dulce sueño de mis hijos,
honrar un día más la memoria de
mis padres,
elogiar el cariño de mis amigos,
visitar el árbol donde quise
escribir nuestros nombres
y no hice por no herir su corteza
conmigo;
perderme entre las sonrisas
de mis nietos aún no nacidos,
sentarme de nuevo en el banco
donde paladeo los crepúsculos,
mirar la mina de mi pueblo
y, con ella, a sus mineros.
He de cambiar el rumbo
de las guerras, de los pesares,
de los conflictos, de los
cautivos;
o, si quiera, intentar
aliviar el dolor de aquel herido.
Aún he de escribir mi mejor poema
y perderme en la noche contigo.
… Si mucho antes de tiempo
la parca se encaprichare conmigo,
toda esta tarea
dejaré encomendada a mis hijos.
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